Una mirada a la educación pública en la Región Yoreme Mayo del Estado de Sonora
Imagen: Claudia Partida
Por Myrna Dolores Valencia Banda
El proceso actual de transformación de la educación a mundo virtual es muy notorio en las interacciones humanas y aún más en las relaciones que por naturaleza habrían de hacer posible el cambio que deviene en el proceso del aprendizaje, con la identificación mutua de nuestra propia naturaleza en el otro: llámese relación maestro-alumno, alumno-alumno o alumno-maestro.
Lo anterior se ha observado en las dificultades y sinsabores que los docentes hemos experimentado en los dieciocho meses sin clases presenciales y a tres meses del “modelo híbrido” que entró en vigor al abrir los planteles educativos el mes de agosto pasado sólo en los casos de planteles que tuvieron las condiciones mínimas para ello. Estas desavenencias pueden ser visibles y no visibles. A continuación, se enuncian las primeras:
– Desinterés en el aprendizaje formal que se lleva a cabo en las escuelas que se manifiesta en impuntualidad, ausentismo y abandono escolar.
- Confusión y opacidad en la percepción de las “ocasiones” para el aprendizaje, pues por un lado el mundo virtual presenta una imagen distante del diario vivir de los alumnos y por otro lado, la urgencia por experimentar provocada por la miseria resta importancia al deseo de aprender en las escuelas.
- Frustración desmedida al perder el orden en que operaban factores como el tiempo, el espacio y los recursos disponibles para el aprendizaje.
Respecto a lo no visible por ignorancia, omisión o por el deseo de mantener la salud mental se puede mencionar lo siguiente:
- Un alto porcentaje de alumnos ha iniciado su vida laboral en condiciones por demás desventajosas y se ha expuesto a gran cantidad de riesgos que amenazan su existencia a corto plazo.
- Muchos hogares dejaron de serlo para convertirse en lugares donde la ausencia duele, por muerte, por separación de padres y madres de familia y/o algún miembro de la familia, esas personas simplemente “ya no están” por razones diversas, tales como las consecuencias que traen consigo las adicciones (cristal, alcohol, entre otras).
- Las comunidades educativas, de por sí en detrimento, se han reducido; cada quien intenta sacar adelante sus responsabilidades, sin ocuparse del fin común de la educación.
Mentiría al decir que todo esto ha ocurrido debido a la pandemia del virus COVID-19, pues son problemas con los que el Sistema Educativo ha lidiado en las últimas décadas, pues mientras se pugna por la emisión de leyes que hagan posible la educación de acuerdo con los principios del Artículo 3ro constitucional (laica, gratuita y obligatoria) el Estado se deslinda de dotar a las escuelas de lo necesario para su funcionamiento, siguen influyendo con campañas a favor de intereses empresariales (Teletón, FEMSA, entre otras), que si bien es cierto, no son corrientes religiosas, llevan el mensaje de un dogma que favorece a unos en detrimento de otros. ¿Qué decir de la obligatoriedad? Si la ley es laxa cuando sabe que no hay condiciones para ejecutarse, pues implicaría invertir en un sistema que no sólo se dedique a recaudar, sino que vigile las condiciones en que el pueblo recibe educación*
Todo esto pone al descubierto dos sustanciales causas: la brecha digital, que cada día se ensancha y la pobreza existencial del pueblo yoreme, al que su economía no le permite vivir de modo occidental, ya que está basado en la exigencia del consumo y acentúa las diferencias sociales, por lo que contribuye a disolver la identidad indígena para encajar en el mundo yori. Pertenecer a la tribu es insostenible, por el marcado despojo de los recursos de su territorio para subsistir, despojo a manos del hombre blanco con la complicidad del Estado.
La gran mayoría de nuestros alumnos carecen de lo más elemental como una vivienda digna, alimentación y acceso a los servicios de salud y espacios de asistencia social y esparcimiento, por lo que los insumos y condiciones para la educación resultan ser un lujo inalcanzable*
Menos del 10% de los alumnos cuenta con acceso a internet; un porcentaje un poco mayor cuenta con dispositivo celular que suele ser un distractor más, pues carece de regulación en casa, ya que ambos padres –en el mejor de los casos- están fuera de casa de 10 o 12 horas, según sea la distancia y condiciones de traslado a las labores del campo en el Valle del Yaqui o Mayo o en las fábricas de Navojoa, Etchojoa y Obregón. En muchos casos, principalmente en hogares de madres solteras, la población infantil solo puede ver a sus mamás los fines de semana, cuando el trabajo como empleadas domésticas se los permite, pues les resulta incosteable viajar diario a Ciudad Obregón así que optan por quedarse en casa de sus patrones de lunes a sábado.
A diecisiete años de reclamar educación en el sexto punto de las demandas zapatistas y a dieciséis años de la Tercera Declaración de la Selva Lacandona, a los pueblos mayos de Sonora aún les es preciso decir que: “nuestra lucha es por el saber, y el mal gobierno reparte ignorancia y desprecio”, “nuestra lucha es por un trabajo justo y digno, y el mal gobierno compra y vende cuerpos y vergüenzas”
*En Sonora, la Ley de Educación menciona que la educación Media Superior es gratuita, sin embargo, las instituciones públicas que imparten ese nivel de educación aún condiciona el servicio al pago de hasta casi 2,000 pesos por semestre.
Retrato de la autora: Autorretrato
1 comentarios
Reply
También es parte de educar a los ciudadanos a que ejerzan sus derechos y no paguen esa cuota “voluntaria” a veces los mismos docentes desconocen la ley de Educación y no abonan en la orientación a padres de familia y alumnos, porque algunos también estan devorados por el consumismo y olvidaron cual es realmente el compromiso de la Escuela.