El tiempo nos dará la razón
Imagen: Luna Marán
Por Blanca Betsabé Hernández Antonio
La lucha de las mujeres ha trascendido consideradamente estos últimos años, durante todo este tiempo las leyes se han modificado con la finalidad de que exista “equidad” entre hombres y mujeres pero, ¿qué es lo que implica esa equidad? La equidad implica que los derechos de ambos sean respetados y garantizados. Lamentablemente, aun podemos notar que día con día, en los medios de comunicación se escuchan casos de violencia (sexual, psicológica, física o política, entre otras) por las que atraviesan miles de mujeres en todo el país, desde las grandes ciudades hasta los lugares donde hay poco acceso a los medios de comunicación, aunque el hecho de vivir en espacios con buena cobertura informativa no garantiza que la violencia hacia las mujeres sea menor.
Gracias a mi pareja, quien fue mi impulso y quien me motivó a continuar con mis estudios y que sigue apoyándome, estoy en camino de lograr mi aspiración de convertirme en una gran abogada a pesar de las críticas a las que me tuve que enfrentar por el simple hecho de ser madre. Durante estos últimos años, he podido abrir mi panorama y agudizar mi percepción ante las situaciones que se viven en mi comunidad Ayutla Mixe, en Oaxaca. Gracias a todas las personas que me rodean, pude desarrollar el valor de participar en el colectivo de mujeres de mi comunidad que se formó con la finalidad de defender y recuperar la fuente principal de agua potable que abastecía a todo el poblado antes de que se nos arrebatara con violencia. Durante todo este trayecto, he sido testigo de hechos que imaginé que sucedían únicamente en las películas, pero vivirlos en carne propia me generó una gran impotencia ante tantas injusticias, ante tanta desigualdad y sobre todo ante la discriminación a la que han estado expuestas mis compañeras por el simple hecho de alzar la voz; es frustrante ver y no poder hacer nada, porque los que están en el poder son quienes se encargan de violentarlas, calumniarlas y vender el cuento de que exigir y defender un derecho fundamental es una falta de respeto y está mal.
Durante esta lucha, también pude comprender que, para quienes se encuentran en el ejercicio del poder, aquellas personas que no venden su dignidad por unos cuántos pesos, que no se venden por algunos favores y mucho menos por despensas siempre serán vistas como un enemigo. Es muy claro que tener conocimiento e información nos da la posibilidad de defender nuestros derechos y resulta una gran amenaza para las personas que siempre buscan beneficios propios. Las mujeres con información y conocimiento podemos defender mejor nuestro territorio y bienes naturales como el agua. Estas injusticias no solo suceden en mi comunidad sino en todo el mundo y estar viviendo tanta desigualdad e injusticias en mi contexto me genera una gran decepción y profunda tristeza, aún más cuando veo que todas las enseñanzas de nuestros padres, madres, abuelas y abuelos respecto de lo que se trata vivir en comunidad están siendo traicionadas.
Por toda la violencia que hemos vivido luego de ser despojados desde 2017 del manantial del que históricamente nos abastecíamos, el nombre de mi pueblo se ha escuchado en varias partes del mundo por las denuncias que hemos hecho.A pesar de eso, continuamos sin acceso al agua potable. Las mujeres de la comunidad hemos alzado la voz aunque esto genere molestia, hemos estado exigiendo justicia, exigiendo que se nos haga valer un derecho humano al agua que es universal, un derecho que está garantizado por la Constitución Política y por los tratados internacionales. La lucha de las mujeres por el acceso a nuestro manantial es una lucha por un bien natural que beneficia a todo el poblado y a las generaciones futuras de nuestra comunidad. Tener acceso al agua una o dos veces por semana apenas nos ayuda a subsistir, nos limita muchísimo la posibilidad de llevar a cabo ciertas actividades básicas que anteriormente realizábamos sin importar el día; ahora tenemos que mantenernos atentas a que las tuberías nos provean un poco de líquido para poder almacenar y utilizar a cuentagotas en nuestros hogares o locales. Como pobladores de una comunidad despojada de agua, se ha buscado la manera de cubrir nuestras necesidades pero es frustrante cuando sabemos que existe una solución muy clara e inmediata y es que nos reconecten a nuestro manantial. Hemos planteado esta exigencia una y otra vez.
Con todo lo acontecido, entiendo que las personas en busca de poder harán hasta lo imposible por callar a aquellas voces que exigen justicia, intentarán pisotear aquellas voces que luchan también por las personas que no pueden ser escuchadas debido a su condición social o económica. Si son las mujeres quienes alzamos la voz y luchamos por nuestros derechos y por nuestro manantial, los esfuerzos por callarnos serán más violentos aún.
Considerando todo esto, pienso que el acceso a una información certera y confiable aunado a una buena educación sobre temas de derechos humanos son armas realmente efectivas para terminar con el desconocimiento y la mala percepción de distintas situaciones; de este modo, sin importar que la comunidad viva bajo el régimen de usos y costumbres, la gente comprenderá que exigir agua y clamar justicia de forma pacífica no va en contra de las tradiciones de la comunidad, por el contrario, nuestras tradiciones nos indican que el agua es vida y se defiende; entender esto fortalecerá la vida comunitaria, generará más empatía con los que nos rodean y las luchas siempre se emprenderían por un bien común, resistiendo así a personas y fuerzas que solo buscan dividirnos y pelear por el poder.
Es necesario comenzar a implementar acciones para informar a las personas acerca de sus derechos, analizar y retomar los valores del sistema de usos y costumbres, respetar los derechos humanos de todas las personas con un enfoque comunitario que podría resumirse en las palabras “empatía” y “ayuda mutua”. Para lograrlo, es importante evitar la intromisión de partidos políticos en la comunidad, ellos constituyen el principal factor que genera división pues lo único que buscan es sacar provecho y beneficio a costa de los demás. Esto no solo es verdad para mi comunidad, sino para a todos aquellos lugares y comunidades que están pasando por esta situación y siguen resistiendo a amenazas similares.
Sé que al leer estas ideas finales, muchas personas considerarán que hablo solo de una utopía, pero tengo la esperanza que si no somos nosotros, las generaciones futuras lograrán que la vida comunitaria siga existiendo y resistiendo ante todas las adversidades. Agradezco infinitamente a mis compañeras del colectivo de mujeres de mi comunidad, Glo, Lau, Yas, Rosy, Lú, May, Eva, Alba, Reyna, Yola, Irene y a todas las que han caminado juntas, por mostrarme el camino y ayudarme a comprender lo que es vivir en comunidad; agradezco también a mis amigas, a mi familia, a mis maestros y en especial a mi esposo e hija pues sin ellos, hubiera sido imposible que yo conociera tanto, que viviera estas experiencias, que abriera mi mundo al conocimiento y que tuviera la valentía de luchar por lo que está bien y es justo. Espero que tú que estás leyendo estas palabras, no dejes de pelear y defender las causas justas, no dejes de hacer lo que te apasiona y espero que nunca dejes que te digan que no puedes luchar; si lo hacen, demuestra que estaban equivocados porque, al final, el tiempo nos dará y te dará la razón.
Retrato de la autora: Ulises Cruz Cruz
2 comentarios
Reply
Hermoso, felicito y agradezco tu lucha. Leerte me abre hacia otras formas de pensamiento en cuanto a lo labor como pedagoga y docente.
Tus palabras finales me motivan a no dejar de soñar, de viví y perseguir utopías.
Querida Jesica Sidec, me alegra saber que estás palabras son para motivar a muchas personas que pasan por situaciones similares. Un abrazo desde la región Mixe ❣️