Floriberto Díaz, educación y paz
Imagen: Kupijy Vargas
Por Kupijy Vargas
En el año 2007, el Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) de la Universidad Nacional Autónoma de México publicó una recopilación de los escritos, reflexiones y pensamientos del antropólogo mixe Floriberto Díaz. En esta recopilación Floriberto construye una teoría de la comunalidad, pero lo valioso de esta propuesta teórica es que se construye desde la vida y el sentimiento del ser ayuujk, desde las montañas, la neblina, la música, el viento, las asambleas comunitarias, el cabildo y la historia de Tlahuitoltepec que también es mi historia y la de mi familia. Lo que plasmó Floriberto en palabras también lo plasmó en acciones, una praxis política, cultural y lingüística que sigue vigente en Tlahui como pueblo y en la Sierra Mixe como región. Las reflexiones de este intelectual se centran en varios temas, sobre todo en el derecho; vale la pena hacer un análisis sobre sus palabras, justificar y argumentar desde la teoría que se construye con la vida y desde una realidad que la lucha de clases que propone Marx y Engels no puede explicar.
Como dije anteriormente, las reflexiones de Floriberto merecen espacios para que sus ideas y sus acciones formen a las futuras generaciones, pues él, como intelectual, delimita de manera casi artística una categoría, delinea los bordes conceptuales, casi dibujándolos; es tan claro su concepto de comunidad, de un sistema normativo interno y de los elementos que lo componen que puede ser un dibujo teórico de lo que quiere explicar. Teniendo claro qué elementos integran a un sistema normativo interno, lo articula con los elementos que componen a un sistema educativo y escolar, pero también reconoce los conocimientos occidentales de estos dos sistemas y cómo han influido dentro del sistema de gobierno de una comunidad.
Esta reflexión nos da claridad en la manera en la que un sistema de gobierno determina a un sistema educativo, recordemos que todos los pueblos tienen sistemas educativos propios, pues la educación es un proceso de formación en donde los conocimientos de la lengua, la cultura y la historia se transmiten a través de la voz, de generación en generación, formando a los niños y jóvenes; en este proceso de educación tenemos que dejar en claro que los sistemas normativos internos y sus elementos que lo conforman como la toma de decisiones, el consenso, el diálogo y los cargos comunitarios determinan la formación de las próximas generaciones ya que los procesos políticos y de gobierno están íntimamente ligados a los procesos de educación, pues son públicos y desde ese acto se construyen a las sociedades comunitarias.
Lo que mantiene vivo a un pueblo es su sistema de gobierno, pues es el corazón que late tomando decisiones autónomas para el futuro de la comunidad. La toma de decisiones se logra a partir del diálogo, de escuchar al otro, de largas intervenciones en asambleas que pueden durar horas o incluso días, todo esto para llegar a un acuerdo entre quienes conforman al pueblo y a la comunidad, entre quienes tienen voz y voto para una propuesta de solución al problema de quienes lo viven. Este proceso en esencia es un proceso educativo, de formación, en donde los elementos que lo conforman son el respeto, la escucha, el diálogo, el consenso y la aceptación del otro pero si lo miramos desde una visión académica de la pedagogía crítica es educación para la paz.
En sus reflexiones, Floriberto delimitó la manera en la que influye un sistema de gobierno autónomo en un proceso de educación y sentó las bases para seguir reflexionando sobre estos procesos. Desde el consenso, el diálogo, el respeto a los mayores, la escucha atenta de los problemas de los otros y las voces se construyen acuerdos, los cuales implican también un camino rocoso que recorrer con dificultades y retos que asumir, pero el lograr un acuerdo dentro de un pueblo, es una consumación de paz y ese acto es un acto de formación, no solo para los involucrados sino para los niños y jóvenes que lo presencian o lo escuchan a través de la historia de los logros de su pueblo.
Es importante reconocer que una asamblea es un espacio de formación y es un espacio educativo, en donde se discuten los anhelos y problemas de un pueblo, estos espacios que se construyen con la voz y voto de mujeres y hombres son la aspiración del futuro de autonomía y capacidad de un pueblo para decidir sobre sus sueños a través del diálogo y la escucha, esto es también educación para la paz.
Finalmente todo lo que narramos y reflexionamos no se queda solo en una propuesta teórica, sino que se transforma en actos que son siguen vigentes en la forma de vida y gobierno de los pueblos. Un pueblo que escucha y respeta la voz de sus habitantes, es un pueblo que vive en la paz floreciente.
Retrato de la autora: Autorretrato
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