La paz para una mujer warijó
Por Brenda López Santaneño
Siempre que se habla de “la paz”, se trata o se mira ésta como si fuese la ausencia de la guerra o la violencia física. La mayoría de las personas, cuando nos preguntan “¿qué es la paz?” la definen de esta manera. Sin embargo, desde mi punto de vista como mujer indígena originaria del pueblo warijó, hablar de la paz es saber y ser consciente de que tengo un lugar donde habitar libremente, manteniendo una vida de calidad donde existan los medios para aprender y desarrollar libremente el conocimiento y el crecimiento de una persona, siempre en una convivencia con respeto hacia la diversidad de todo lo que te rodea, sean personas, ecosistemas y los demás seres vivos. Paz es vivir con la certeza de que puedes continuar manteniendo un territorio sano en el cual haya seguridad para llevar a cabo una convivencia, en la cual se puedan practicar libremente las tradiciones culturales, el tener un lugar al que regresar o llamar hogar.
Creo con firmeza que, actualmente, la pobreza, el racismo, la impunidad, la falta de democracia y la violación de los derechos humanos son una gran barrera para que la sociedad en general lleve una vida en paz. Además de estas cuestiones, en las comunidades indígenas, el desconocimiento de los derechos humanos, la falta de acceso a la educación de calidad, la intolerancia, la discriminación, la violencia, la cosificación cultural, las relaciones sociales de subordinación entre los pueblos indígenas y las autoridades civiles además de la inseguridad en la que viven los pueblos originarios y el despojo de sus territorios constituyen una brecha aun mayor para vivir en paz.
El desconocimiento de la existencia de la presencia de los pueblos indígenas en ciertas entidades del país o la falta de información al respecto va generando una marginación mayor para nosotros como pueblos que de por sí batallamos para que se nos reconozca. La falta de visibilización de las problemáticas va mermando los motivos para seguir enseñando a las nuevas generaciones la cultura y el idioma warijó. Cuando las personas warijó dicen “para qué hacemos esto si de todos modos no van a tomar en cuenta lo que decimos, no nos escuchan”, van logrando que nosotros dejemos de participar y solo nos enfoquemos en mantenernos encerrados dentro de las comunidades en las cuales habitamos.
Estoy segura de que, para vivir plenamente, es necesaria la cooperación entre grupos, el respeto mutuo entre los pueblos y las personas. Hay que construir y recibir una educación cuya base provenga de la propia comunidad y de la propia cultura, que tenga por fundamentos la tolerancia, el conocimiento y el respeto de los derechos y las libertades fundamentales. También es necesario que los pueblos y comunidades indígenas construyan una economía propia sustentable que tome en cuenta los conocimientos propios de cada lugar. Asimismo, es necesario el fortalecimiento de los sistemas normativos de las comunidades indígenas para desarrollar un modelo democrático en el que los pueblos originarios puedan incidir desde sus propias cosmovisiones. Hay que promover programas que apoyen a reducir la discriminación y la violencia de la que son víctimas los pueblos y las comunidades indígenas.
Para mí, todo lo escrito aquí tiene que ver con el tema de la paz. Desde mi perspectiva, es necesario que se den todos los elementos a partir del territorio que se conserve saludable, que a su vez sea reconocido como propiedad de los pueblos originarios y en el cual se den los medios para que los habitantes se desarrollen plenamente, en el que se respeten y se promuevan los derechos humanos, la cultura y que tengan una educación y una economía propias.
Retrato de la autora: Autorretrato
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