Imagen: Carmen García

Por María del Carmen García Vazquez

Soy una mujer del pueblo yaqui. Para mí, si la justicia existiera, los pueblos indígenas ya no sufriríamos más despojos de tierra, de agua ni de ningún elemento de nuestros territorios; si la justicia existiera, no habría más muertes, las defensoras y los defensores no serían asesinados ni sufrirían criminalización. Si la justicia existiera, los pueblos indígenas no seríamos discriminados. Pero en la actualidad, las personas de pueblos indígenas no tenemos muchas oportunidades laborales, no nos dan un trabajo y muy pocas veces nos aceptan en una universidad. Al parecer, quienes somos de pueblos originarios no cabemos en la sociedad actual, en esto que ellos llaman “la vida moderna”. A veces, a los indígenas nos discriminan con solo vernos, nos discriminan por los trajes tradicionales que portamos, por nuestra vestimenta; desde que nos observan por primera vez, se extrañan y nos ven como bichos raros.

En el caso de las mujeres, si hubiera justicia, nos respetarían, respetarían nuestra palabra, nuestro ser mujer. Muchas veces, a las mujeres indígenas nos dicen que somos ignorantes, que no sabemos nada. Así no puede haber justicia para las mujeres indígenas. Si la criminalización a quienes defendemos nuestras tierras y nuestras aguas continua, no puede haber justicia; si siguen asesinando a quienes defendemos el territorio, no puede haber justicia. Lo que queremos las mujeres yaquis es que se respete el territorio ancestral, lo que ha sido nuestro desde hace mucho tiempo, ha sido nuestro desde hace mucho antes de que llegaran quienes siempre nos han querido despojar. Sólo respetando el territorio habría justicia.

En estos tiempos, Andrés Manuel López Obrador planeó un Plan de Justicia para el Pueblo Yaqui; él vino y pidió perdón públicamente por todo lo que pasó en nuestra historia, por todo lo que le hicieron a nuestros ancestros durante el Porfiriato; pero este Plan de Justicia no fue preparado con la participación de todos los pueblos yaquis; el gobierno federal sólo tomó en cuanto a algunas autoridades que no son legítimas pero que apoyan al gobierno federal. Para que una autoridad yaqui sea legítima necesita tener a su gente, a su tropa yoeme, estar a cargo de su iglesia y contar con su guardia tradicional; si una autoridad no tiene estos elementos, pues no es autoridad, no se reconoce como autoridad legítima. A pesar de esto, el presidente de la república reconoció a las autoridades que no tienen iglesia, ni guardia ni tropa, es decir, reconoció a autoridades que no son legítimas pero lo apoyan. ¿Cómo se puede hacer justicia cuando se está trabajando con autoridades ilegítimas?. Toda esta situación genera más división entre los pueblos, pero sabemos que esto es lo que siempre ha hecho el gobierno, usar esta estrategia de dividir: divide y vencerás. López Obrador está haciendo lo mismo, dividiendo más con este supuesto Plan de Justicia.

Una cosa importante para que realmente haya justicia es liberar a los presos políticos y que cese el despojo, que nos dejen vivir en paz en nuestro pueblo, en nuestro monte, que ya no se metan con nosotros. Esto es muy difícil de lograr porque estos malos gobiernos nos quieren despojar como siempre lo han querido hacer. En el Plan de Justicia federal se menciona también que nos darán un distrito de agua, eso ha generado polémica y está dividiendo a los pueblos. La raíz de todo es que se ha planeado con autoridades que no son legítimas, son las misma personas que nos atacaron el 21 de octubre de 2016, atacaron a la guardia tradicional y a mi pueblo Loma de Bácum. Como una de las consecuencias de este ataque, acusaron a Fidencio Aldama de homicidio sin las pruebas necesarias que sostengan esa acusación, quienes nos atacaron se presentaron como testigos en contra. Fidencio Aldama estuvo luchando en contra de la instalación de un gasoducto en nuestro territorio y ahora es un preso político castigado por defender el territorio. Quienes lo acusan llegaron de diferentes pueblos a querer imponer una autoridad, el objetivo era que esa autoridad firmara el paso del gasoducto, ellos ya traían todo planeado, ya traían sus carpetas que criminalizaban a los compañeros de nuestro pueblo, ellos ya traían las acusaciones diciendo que los habían golpeado y que los habían violentado, cuando en realidad fueron ellos los que llegaron a atacarnos, fueron los que provocaron todo para beneficiar a quienes querían autorizar el gasoducto.

Al pueblo yaqui lo han despojado del agua, de nuestros ríos y ahora han empezado con nuestra tierra y territorio. Actualmente estamos en resistencia al gasoducto que quieren pasar por nuestras tierras, un gasoducto que afectaría a nuestro pueblo y aún así nos lo quieren imponer, es un proyecto que no sólo afecta a las personas yaquis sino también al suelo, a los animales, a las plantas, a toda la vida. El gasoducto es de las principales injusticias que estamos sufriendo ahora, es algo muy doloroso y complicado, algo por lo que nos están criminalizando. El hombre blanco, el hombre yori como lo llamamos en nuestra lengua, nos discrimina por ser indígenas y ahora también porque nos oponemos al gasoducto. Los yoris dicen que nosotros no queremos el desarrollo, que nos oponemos al progreso pero la realidad es que ese gasoducto no nos beneficia, el desarrollo que ellos pregonan sólo les conviene a ellos, a nosotros como yaquis, como pueblo originario no nos trae ningún beneficio. Ha habido mucha criminalización hacia nosotros, por oponernos al gasoducto, por defender nuestro territorio que desde siempre ha sido codiciado por los yori, que desde siempre lo ha codiciado el capitalismo.

Gracias a nuestros ancestros, la nación yaqui ha mantenido su territorio, gracias a nuestros ancestros que también lucharon por este territorio aún lo tenemos. El despojo comenzó desde antes y también les tocó resistir a nuestros ancestros como hacemos nosotros hasta ahora; actualmente el despojo continúa, los malos gobiernos y las empresas transnacionales, que en nuestro caso es la IEnova filial de  Sempra Energy, han querido despojarnos, la amenaza de despojo ha estado siempre, al menos desde el Porfiriato cuando muchísimos yaquis fueron deportados a Yucatán y a Veracruz para hacerlos trabajar en las fincas henequeneras. Cuando leemos o cuando escuchamos historias de nuestros ancestros nos duele mucho su sufrimiento, los hacían trabajar en condiciones terribles sin poder comer bien, hay libros que hablan de todo eso, de todo lo que sufrieron nuestros ancestros yaquis en esos tiempos para sacarlos de su territorio. Actualmente las injusticias continúan, se quieren apoderar de lo que es de nosotros, lo que es ancestral; a ellos les interesa instalar ese gasoducto en territorio yaqui y nosotros somos criminalizaos por oponernos, Fidencio Aldama es ahora un preso político por oponerse al gasoducto, lo condenaron a 15 años y 6 meses de prisión además de imponerle una multa de 75 mil pesos, todo por defender su territorio.

De tantas cosas malas que nos pasan, algunos piensan que la justicia no es para nosotros, que no llega, que tarda mucho en llegar y cuando llega esa justicia es porque nosotros como pueblos en resistencia la hemos estado exigiendo. Si acaso llega la justicia será porque la hemos estado exigiendo, si llega será porque no nos hemos quedado callados.

Retrato de la autora: Archivo personal

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María del Carmen García Vazquez
Pueblo yaqui

María del Carmen García Vazquez

Defensora del territorio yaqui. Nació en Ciudad Obregón, Sonora pero ha habitado en Loma de Bácum desde su nacimiento. Se involucró en la resistencia a la instalación de un gasoducto en defensa del territorio yaqui desde 2014. Ha acompañado la búsqueda de justicia para casos de violencia contra mujeres y niñas yaquis. También ha hecho labores de acompañamiento a los familiares de los diez defensores yaquis desaparecidos y ha acompañado sus labores de búsqueda.