Nuestra libertad es…
Imagen: Emelia Ortiz
Por Emelia Ortiz García
Yo soy de la nación triqui baja, específicamente en San Juan Copala, Juxtlahuaca, Oaxaca. Las mujeres de esta nación consideramos que nuestra libertad como pueblo implica una lucha permanente por la vida, una lucha contra la guerra de exterminio capitalista y colonialista iniciada desde hace 529 años, cuando comenzó la invasión española.
Cuando hablamos de libertad, sabemos que lograrla implica el reconocimiento y el respeto a nuestra forma de vida, una forma de vida basada en la comunidad y en la comunalidad, esta forma de pensamiento y de vida constituye una herencia cultural de nuestros ancestros, una herencia que nos han dejado los pueblos originarios de Mesoamérica. Nuestra libertad no puede existir sin la reconstitución integral de nuestros pueblos y comunidades frente a la destrucción y la muerte que trae consigo el modo de vida dominante que es el sistema capitalista que funciona a nivel mundial.
Nuestra libertad es también dignidad humana, es autonomía, es la idea de mandar obedeciendo, es la rebeldía comunal y es la esperanza de un mundo mejor con justicia, con democracia y sí, con libertad. Nuestra libertad es la defensa de los derechos colectivos de los pueblos originarios reconocidos en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar que fueron firmados entre el gobierno federal, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y representantes de los pueblos indígenas de este país en el año de 1996.
Nuestra libertad es la lucha contra la privatización de los bienes naturales que son comunales y la defensa del territorio comunal contra el despojo capitalista neoliberal. Nuestra libertad es y existe contra los asesinatos políticos, la desaparición forzada, los delitos de lesa humanidad, nuestra libertad existe contra la discriminación, contra el racismo, la exclusión, la negación del otro, la represión, la inseguridad y la violencia capitalista. Nuestra libertad es y existe para la construcción de otro mundo, el mejor mundo posible, nuestra libertad es fortalecer nuestro socialismo comunitario que constituye una forma de vida milenaria que hizo posible la resistencia de nuestros antepasados. Nuestra libertad es justicia social como solución primera a todos nuestros problemas, necesidades pues tenemos derecho constitucional a la tierra, al techo, a la vivienda, al trabajo, a la educación, a la alimentación, a la salud y a la democracia entre muchos derechos más. Nuestra libertad es autonomía, libre determinación y autogobierno. Nuestra libertad es revolución comunal desde abajo y a la izquierda, nuestra libertad es anticapitalista, anticolonialista, antiimperialista y antisistema dentro de este mundo globalizado del siglo XXI. Ésa, y no otra, es nuestra libertad.
Retrato de la autora: Archivo personal
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