Reivindicar la paz, la memoria y la vida
Por Rocío Ameyali Espíndola Jiménez / Niña Diablo
Mi raíz como mixteca está en Cosoltepec: tierra montañosa con lluvias escasas. Mi abuela nonagenaria que lucha contra los olvidos cuenta que nuestrxs ancestrxs llegaron ahí huyendo del despojo, con la dignidad como motor y equipaje; desde la valentía para accionar construyeron su propia profecía: ñuu kanu, ñuu kukanu, ñuu kuitia (pueblo que nace, pueblo que crece, pueblo que se dispersa)…Y sí, Cosoltepec floreció como un cazahuate con apuestas como sus bandas de viento desde 1870 o su Compañía de Teatro Comunitario en los años 30 del siglo pasado que propiciaron tiempos de paz y armonía. Considero que estas iniciativas fueron acciones por la paz con dignidad, mis ancestrxs tuvieron la legítima aspiración de ser felices con la digna rabia requerida para hacerlo en un entorno natural adverso con un escenario nacional convulso. Actualmente, la matria se encuentra dividida por los partidos políticos aun cuando se rige por el sistema normativo indígena. Sani (yo sueño) que le crecen ramas a mi ombligo y sueño que los rezos de mi abuela hacen germinar la tierra yerma. Desde la memoria y la responsabilidad ética se han realizado en los últimos años: murales colaborativos, guelaguetzas comunitarias, así como múltiples compartencias. Como ilustradora, he tallereado en Cosoltepec con sus niñxs y jóvenes quienes harán de la paz una reivindicación de la leyenda última del pueblo grande que dice que nuestra cultura volverá a florecer. Tal y como lo hizo nuestra ancestralidad: lucharemos por la vida para construir la paz.
Retrato de la autora: Archivo personal
1 comentarios
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Excelente, hermosa ilustración y hermosa reivindicación muchas felicidades niña Diablo