Séptima semilla: Educación
Si hay un instrumento ideológico utilizado en contra de los pueblos indígenas del mundo por parte de los estados-nación han sido los proyectos de educación formal a los cuales han sido sometidas las naciones originarias. Estos proyectos han sido envueltos en los discursos de la cultura, del progreso y de la civilización para ocultar sus amargas y verdaderas consecuencias. En muchos casos, estos proyectos han representado “caballos de Troya” perfectos para sembrar dentro de las comunidades la semilla explosiva e hiriente de la aculturación. Una vez que los sistemas de opresión han condenado a nuestros pueblos a la pobreza y a la miseria, la educación escolarizada y formal se nos presenta como el alivio de esos mismos males, ¿quién se podría oponer a tan noble labor?
Sin embargo, despojados de estos discursos, los proyectos educativos, particularmente en México, han servido de instrumento para desaparecer las lenguas y culturas de los pueblos originarios. La castellanización forzada a la que fue condenada la población indígena fue el medio para integrar y desaparecer nuestras lenguas. Sin la escuela como proyecto de aculturación resulta difícil explicar la creación de la nación mexicana como una entidad que se desea homogénea y mestiza.
Con esta problemática estructural de fondo, las mujeres indígenas que escriben y crean sobre la semilla de la educación nos brindan un caleidoscopio de experiencias y reflexiones que plantean cuestionamientos profundos sobre lo que el sistema educativo ha significado históricamente para nuestros pueblos y, en particular, para las mujeres indígenas; además de hacer esta crítica plantean también horizontes y experiencias esperanzadoras para convertir los proyectos educativos en herramientas de liberación. Cada una de ellas habla del sistema educativo, del papel de las lenguas indígenas dentro de este sistema, de modelos alternativos, de propuestas de formación crítica para jóvenes migrantes, de educación musical y también de educación sexual. Desde sus creaciones y palabras, la educación se resignifica como un campo de lucha y de esperanza.
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