Sin lugar a dudas, el feminismo es uno de los movimientos más relevantes de este último siglo. Sin embargo, es necesario precisar que es uno de los muchos movimientos de mujeres que han estado generando luchas y estrategias para subvertir el orden patriarcal. Desde los pueblos indígenas, las mujeres han generado sus propias genealogías de lucha con sus propias historias, herramientas, planteamientos y demandas. Algunos feminismos se relacionan con los distintos movimientos de las mujeres indígenas sin cuestionar el colonialismo que pueden conllevar estas relaciones. Esto ha dado como resultado que las mujeres indígenas nos relacionemos de una manera compleja con el feminismo de tradición occidental. Por un lado hay mujeres indígenas que no nos reconocemos como feministas, no porque estemos en contra de este movimiento, sino porque nos adscribimos a una tradición de lucha antipatriarcal con su propia genealogía y características; por otro lado, hay mujeres indígenas que sí se han formado en el feminismo y que se reconocen como tal; otras más se enuncian feministas pero utilizando alguna precisión desde el nombre, sea que se adscriben a un feminismo comunitario o a un feminismo decolonial, por mencionar algunos ejemplos.
Desde las palabras y las creaciones que podemos encontrar en este número de Tzam, observamos que hay ideas recurrentes que atraviesan las reflexiones de las mujeres de distintos pueblos indígenas. La primera de ellas tiene que ver con el carácter colectivo de la lucha y de sus preocupaciones, por otro la relación que esta lucha tiene con la defensa del territorio, de la libre determinación de los pueblos y de los bienes naturales. A través de los textos, podemos darnos cuenta que la lucha antipatriarcal no puede desligarse de la lucha anticolonialista y anticapitalista. La defensa del territorio y de los bienes naturales, la participación política dentro de las estructuras de gobierno comunal, la necesidad del reconocimiento al derecho a ser posesionarias de tierra ejidal o comunal, la lucha contra la violencia doméstica, el derecho a la salud y a la educación en nuestros propios términos culturales son los temas que atraviesan los planteamientos de este número dedicado a las mujeres que se piensan en colectivo. Después de acercarnos a los textos y a las creaciones de las mujeres indígenas en este número de Tzam, podemos darnos cuenta de las claves anti-patriarcales que se están construyendo más allá de lo que conocemos como feminismo occidental.
Pueblo zapoteco
Sin duda, mi quehacer, mi ser, no sería lo que es hoy sin la lucha de mis ancestras, que en la demanda por educación, por salud y por igualdad abrieron nuestro camino.
Pueblo amuzgo / ñomndaa
Nosotras las yolcuncue ñomndaa, también llamadas mujeres indígenas amuzgas que habitamos en lo que geográficamente se conoce como Guerrero, hemos resistido bajo el estigma que se nos ha impuesto desde la época colonial.
Pueblo mixe
La lucha de las mujeres ha trascendido consideradamente estos últimos años, durante todo este tiempo las leyes se han modificado con la finalidad de que exista “equidad” entre hombres y mujeres pero, ¿qué es lo que implica esa equidad?
Pueblo nahua
Esta obra es mi autorretrato en el cual plasmo mi vida, en la falda se observan las formas de una oruga.
Pueblo chontal de Oaxaca
La ley establece que las mujeres y los hombres tenemos los mismos derechos, sin embargo, en muchos de los pueblos indígenas aún falta trabajar en este proceso.
Pueblo ikoots
Apiüngüw mimümaats, apiüngüw mincheyiüts
Wüx nejiw tatangüw, nael tamongochiw
En los tiempos de mi madre, en los tiempos de mi abuela
sólo el hombre tenía derechos, nuestros padres, los hermanos y el abuelo.
Pueblo cuicateco
Me pregunto ¿cuántas veces las mujeres han escuchado estas palabras, de sus padres, esposos e incluso hijos?
Pueblo ngiba / chocholteco
Toda aquella fortaleza que siempre había buscado estaba en mi raíz, desde las enseñanzas que mi abuela recibió de su madre, mi madre de mi abuela y el gran ejemplo que ha sido mi madre para mí.
Pueblo zapoteco
A varias generaciones de mujeres indígenas contemporáneas nos tocó crecer con la idea de “un deber ser” en el mundo, donde por el sólo hecho de nacer mujeres nos debíamos subordinar a los varones, particularmente en la toma de decisiones y en la participación en espacios públicos.