Imagen: Archivo personal

Por Alba Sánchez Martínez

Para comenzar quiero agradecer a las mujeres músicos que me antecedieron, pues actualmente es más común ver a las mujeres tocar algún instrumento musical, dirigiendo bandas o componiendo música en las comunidades mixes de la sierra. Eso sí, aún hay prejuicios y obstáculos que derribar. A pesar de esto, me enorgullece decir que la música me ha abierto puertas inimaginables y esta publicación es una de ellas. Soy una saxofonista de Ayutla Mixe en la Sierra Norte de Oaxaca, ¿cómo llegué a serlo?.

            Recuerdo cuando mi mamá me preguntó: “¿Albis, quieres ser músico?”. No lo pensé y en automático le dije: “¡Sí!”. Entre mis 9 y 10 años comenzó mi formación musical, en casa, acompañada de mis primos y uno que otro vecinito. ¿Nuestro maestro? mi tío Jorge Martínez Canseco.

            Al principio fue frustrante, pues me di cuenta que no era nada fácil, no era tan bonito y sencillo como parecía cuando veía a los músicos de mi comunidad o a mis compañeros. En clases siempre fui la más atrasada, la que salía al último y fue peor cuando, queriendo tocar el flautín, mi tío me dijo que no, que el saxofón era lo mío y entonces, ante ese nuevo reto, yo era la última en la clase de instrumentación. Después de tanto esfuerzo, en noviembre de 1999 pasamos a formar parte de la Banda Filarmónica Municipal de Ayutla, desde entonces aprendí a ignorar burlas y prejuicios, aprendí a defenderme del acoso sexual, pero sobre todo aprendí a amar, más que a la música, a la banda y a esa gran familia que va cambiando cada año.

            Más tarde, ya retirada de la banda fui invitada para dar clases de solfeo e instrumentación y, posteriormente, a través de proyecto cultural me dieron la oportunidad de formar el primer coro comunitario. En noviembre de 2018, dirigí en un concierto a una banda de más de 1300 músicos oaxaqueños. Puedo decir con orgullo que he sido la primera mujer formadora de músicos de la banda comunitaria de mi pueblo. Por amor, tranquilidad y respeto propio decidí retirarme de esta labor hace dos años pero la experiencia con los niños y las niñas fue extraordinario.

            Con esta trayectoria y experiencia, aunque poca, me doy cuenta que a nivel comunidad pareciera que ahora sólo basta con formar músicos con calidad musical para representar dignamente a la comunidad; en otras ocasiones sólo importa tener una gran cantidad de músicos, pues lo que ahora se acostumbra es sonar fuerte, ésa es la moda. Pero no podemos dejar a un lado el sentir y las necesidades de nuestros músicos, no podemos olvidar que a través de la música necesitamos también formar mejores personas.

            Hay factores internos y externos que debilitan esta gran tradición de enseñanza musical de los pueblos mixes; en dos ocasiones nos hemos enfrentado al robo de archivo musical, instrumentos y músicos para formar bandas particulares. Hace dos años enfrentamos el robo de instrumentos musicales de nuestra escoleta municipal (escuela comunitaria de música) y hace unos días la banda fue afectada al dejar de nombrar a un necesario comité de apoyo en la asamblea del pueblo.

            En la actualidad la banda está conformada en su mayoría por niños, niñas y jóvenes, quienes constantemente tienen que emigrar de la población por falta de trabajo e instituciones educativas, por lo cual año tras año algunos integrantes abandonan la banda por largas temporadas y, en ocasiones, de manera definitiva. Por esta razón, es muy importante contar con maestros que constantemente estén formando nuevos músicos, para continuar, dentro de nuestras posibilidades, con esta gran tradición musical con la que cuentan los pueblos mixes y serranos. Es en este contexto creo que las mujeres podemos ser una parte muy importante en la educación musical de nuestras comunidades, ya tocamos los instrumentos y también podemos ser maestras de música, afortunadamente esto es cada día más frecuente.

Retrato de la autora: Archivo personal

1 comentarios

  1. Enrique García Meza

    Me gusta mucho leer esto, porque tocas temas que no se ven, tal vez se pueden intuir, pero al leerlo, se confirma lo difícil que es ser mujer y un doble o triple esfuerzo

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Alba Sánchez Martínez
Pueblo ayuujk – mixe

Alba Sánchez Martínez

Es una saxofonista, directora de banda, de coro y formadora musical ayuujk. Además de la música, tiene inclinación hacia la danza y las matemáticas y es originaria de Ayutla Mixe en la Sierra Norte de Oaxaca. Inició sus estudios musicales en casa dentro de una familia de gran tradición musical y poco tiempo después se integró a la Banda Filarmónica Municipal de su comunidad en donde tocó el saxofón por más de una década. En 2016 comenzó a dar clases de solfeo e instrumentación y ha participado así en la formación de nuevas generaciones de niñas y niños músicos en su comunidad.