Foto: Diego García

Isabel:

Yo pienso que tener una casa, una vivienda, un espacio digno donde vivir, es un derecho que tenemos todos los mexicanos. Dice la Constitución de la Ciudad de México que por ley tenemos ese derecho, pero se nos ha negado así que, lamentablemente, tenemos que tomar acciones o decisiones para que se nos escuche y nos tomen en cuenta y podamos así tener una vivienda digna, para vivir cómodos con nuestros hijos, con nuestras hijas y nosotras mismas. Tener una vivienda digna es una lucha que hemos llevado por muchos años ante estos malos gobiernos que no nos escuchan.

Elvira:

Para mí, tener una casa digna es contar con un privilegio resultado de tantos años de lucha. Anhelo ver cómo, al final, logramos tener algo que sea de nosotros, después de muchos esfuerzos, de lucha día con día, después de tanto sufrir en medio de las lluvias, los fríos, la discriminación de los vecinos y del propio gobierno. Tener una casa digna sería un orgullo como comunidad indígena, me sentiría orgullosa lograrlo como hablante de mi lengua materna. Para mí, es muy importante tener una casa digna para vivir con los hijos e hijas, una casa que hemos pagado con esfuerzo, no REGALADA.

En las condiciones en las que está nuestro país, es muy difícil que las familias migrantes obtengan una vivienda porque el mismo gobierno te impone y te pone muchas trabas; muchas veces te hace de menos por el simple hecho de ser indígena y de no tener el recurso suficiente para obtener una vivienda. En cambio, a los extranjeros con recursos económicos les facilitan realizar sus mega-proyectos o desarrollar casas habitacionales de lujo, pero si un migrante ocupa un espacio abandonado, el gobierno manda a los granaderos a desalojar o manda a personas civiles a intimidarnos, estas personas se hacen pasar por los supuestos dueños del inmueble. Todo esto sucede aunque se supone que en nuestro país la vivienda es un derecho para todas las personas sin preferencia alguna.

Anselma:

Para mí, contar con una casa digna es sentirme protegida, segura, contar con agua, luz, drenaje y sobre todo poder tener una buena higiene dentro de nuestra casa. Es muy importante tener un techo digno porque es un derecho que nos corresponde como pueblos y comunidades indígenas. Las dificultades que yo he visto desde que he llegado a la ciudad han sido varias y una de ellas ha sido que nos han reprochado, discriminado e intimidado sólo por ser indígenas y porque venimos de un pueblo, por todo esto nos quieren controlar y manejar a la manera del gobierno.

Magdalena:

Necesitamos un techo digno para vivir mejor, para contar con agua, drenaje, luz y los servicios necesarios; para dejarle una vivienda digna a nuestros hijos y que así puedan vivir dignamente. Piensa el gobierno que porque somos pobres no podemos pagar la vivienda. No la queremos regalada. Si los ricos pueden tener una vivienda digna ¿por qué nosotros los indígenas no?

Bonifacia:

Tener una vivienda digna significa estar en un lugar en donde toda mi familia se sienta segura, un lugar en donde no haga frío en las noches, que no se traspasen las lluvias. Siempre que habla el gobierno dice que primero los indígenas aunque en los hechos no es igual. El artículo cuarto constitucional menciona que todos tenemos derecho a una vivienda digna y decorosa. Queremos una vivienda pagada, no regalada.

Eriviana:

Deseo una vivienda digna para el futuro de mis hijos, que nuestros hijos puedan tener una mejor higiene. Como no contamos con un trabajo estable, eso hace que el gobierno no atienda nuestras demandas.

Mariana:

A pesar de ser de una comunidad indígena y a pesar de que el gobierno no nos quiere tomar en cuenta, puedo lograr una vivienda digna para mí y para mi familia. Por ser de una comunidad, el gobierno casi no nos toma en cuenta; en la ciudad todo es muy diferente a lo que sucede en los pueblos; aquí las voces de las familias indígenas no son escuchadas. Aunque nosotros queremos rentar una casa, en estos tiempos ya las rentas son muy caras y nosotros no contamos con suficiente ingreso.

Elisa:

A pesar de ser discriminadas por pertenecer a la comunidad otomí, deseamos lograr vivir dignamente, deseo tener una casa asegurada para mis hijos y mi familia. Al llegar aquí tuvimos que vivir en la calle, no en campamentos; por todo esto alzamos la voz para que el gobierno nos escuche: también tenemos derecho a una vivienda digna.

Cecilia:

Tener un techo digno significa llegar a un lugar con tu familia donde estén protegidos del frío y de peligro, poder despertar sin preocupaciones. El gobierno nos discrimina, no nos han ayudado para adquirir una vivienda, nos ponen muchas trabas y la ayuda prefieren dársela a las empresas.

Cristina:

Deseo una vivienda para no pagar renta, para estar más segura y para el futuro de mis hijos. No nos quieren escuchar y voltear a ver a los pueblos es como si no tuviéramos los mismos derechos por ser indígenas, por hablar una lengua diferente al español.

Claudia:

Para mí, es muy importante saber que mi esfuerzo como madre de familia ha terminado en un éxito para que mis hijos tengan un techo en donde quedarse y no sufrir en las calles. A pesar de que todos somos iguales a las demás, la gente piensa que por ser indígenas no podemos tener ingresos para disfrutar de una vivienda digna. Por ser indígenas, al llegar a la ciudad, la gente de aquí nos discrimina y no nos toman en cuenta.

Retrato de mujeres de la comunidad otomí: Diego García

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Mujeres de la comunidad otomí
Pueblo otomí

Mujeres de la comunidad otomí

La comunidad otomí residente en la Ciudad de México es un colectivo indígena cuyos integrantes forman parte del Congreso Nacional Indígena. Desde este colectivo, las mujeres se han articulado diferentes luchas por una vida digna como migrantes en la Ciudad de México, principalmente por el derecho a la vivienda, que se se vio particularmente afectado después del terremoto de septiembre de 2017. El 12 de octubre de 2020, las mujeres pertenecientes a este colectivo participaron en la toma de las instalaciones del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.