Imagen: Radio Ñomndaa

Por Heide Martínez Fidel, Elvia Praxedes Elpidio y Rudiceli Valtierra Gil

Nosotras las yolcuncue ñomndaa, también llamadas mujeres indígenas amuzgas que habitamos en lo que geográficamente se conoce como Guerrero, hemos resistido bajo el estigma que se nos ha impuesto desde la época colonial.

            El estado mexicano nos ha mostrado una actitud despótica y discriminatoria que se ha ignorado y se ha vuelto costumbre. El gobierno ha hecho sus propias leyes para proteger a la mujer, sin embargo no las aplica. Nosotras lo vivimos cuando salimos de nuestro territorio, te expones a una sociedad racista y clasista, te señalan  porque no encajas y no te consideran parte de la sociedad mexicana.

            En el ámbito de la educación, solo algunas mujeres tienen acceso a ella, otras deciden migrar  a otras ciudades en busca de mejores condiciones de vida. Cuando eso sucede, se emplean como trabajadoras agrícolas y domésticas, por la condición de su origen están condicionadas a ganar menos en relación con las horas de trabajo laboradas.

            En el caso de los saberes colectivos artesanales como los textiles, una mujer puede pasar semanas y meses en terminar un tejido, cuando llega al mercado local o regional a vender la prenda, el comprador busca pagar menos o condicionar el precio  abusando de su condición como mestizo o del hecho de que las tejedoras no entienden o no hablan bien el castellano. Por ello, pensamos que debemos buscar vías y organizarnos para lograr una protección real a nuestros textiles, pues tienen un gran valor simbólico para nosotras y constituyen una de las características que nos identifica como pueblo; a través de nuestra indumentaria exponemos nuestra identidad desde el territorio, en el cual coexisten la fauna, la flora nativa y seres míticos que son parte de la espiritualidad amuzga.

            Por otra parte, la participación de la mujer en la toma de decisiones o de consulta realmente ha sido muy escasa o simulada, en lo local esto sucede en la casa ejidal; las mujeres que son ejidatarias lo son porque el marido ha fallecido y solo así les han otorgado los derechos agrarios. Además, aún estando registradas en el padrón de ejidatarios, las mujeres participan muy poco en la toma de decisiones y, sobre todo, sus posibilidades para representar o tener cargo en el ejido son escasas. Esta situación se debe en parte  a que algunos mayores decían “hay que dejar que los hombres participen”, bajo esta creencia se sigue considerando más importante la participación de ellos en los asuntos públicos del pueblo.

            Las políticas públicas están regidas bajo una lógica patriarcal, se habla de una inclusión o empoderamiento de la mujer desde el Estado pero en los hechos la participación de la mujer es limitada y condicionada. Se realizan consultas ciudadanas estatales para erradicar la violencia e impulsar los derechos de las mujeres pero en los hechos y en la realidad no se toman en cuenta la voz y la presencia de las mujeres indígenas.

            Algunas mujeres en el territorio creen que a través del Estado se debe exigir y garantizar los derechos de las mujeres puesto que vivimos distintas formas de discriminación, violencia, exclusión y desigualdades ya sea por nuestra ubicación geográfica, las barreras idiomáticas  o las condiciones económicas.

            En el ámbito familiar por el hecho de nacer mujer se te asignan ciertos roles establecidos y al contraer matrimonio no todas eligen con quién casarse. La decisión de tener hijos y el número de ellos se basa en el dogma católico y, en otros casos, lo decide el hombre. También se asume que no tienes derecho a heredar tierra por ser mujer.  Sobre la salud, no siempre se respetan nuestras propias formas de sanación colectiva que se realizan a través de parteras y curanderas; se nos discrimina por practicar nuestro propia tradición medicinal. El estado ha impuesto una visión sobre las políticas públicas de salud, relegando los saberes que nos han sido transmitidos por generaciones.

            Son muchas mujeres las que viven violencias dentro del hogar, otras luchan en contra de la violencia sistemática que se ejercen sobre ellas en el territorio y otras más luchan por las desigualdades del sistema político-económico del Estado. Aunque en ñomndaa no existe una palabra o algo similar referente al feminismo, en los hechos las mujeres ñomndaa, las tejedoras, las parteras, las curanderas, las campesinas, las cocineras, es decir, todas las mujeres amuzgas, nos hemos sabido organizar y crear alianzas para resistir y poder hacer frente a las violencias sistémicas. A pesar de toda la guerra de exterminio hacia los pueblos indígenas, las mujeres seguimos luchando y construyendo una vida digna en el territorio de acuerdo con nuestras formas y nuestros tiempos. Le apostamos al cuidado de nuestra madre tierra y nuestra forma de vida comunitaria como Nn’anncue Ñomndaa

Retrato de las autoras: Archivo personal

4 comentarios

  1. Jessica Sidec Saldaña Cortez

    He tenido la oportunidad de estar en Tlapa de Comonfort, en la montaña alta, Cacahuatepec para ser precisa. Sé de las carencias y también de las potencialidades de sus mujeres, niños, niñas y jóvenes. También supe de las injusticias y corruptela.
    Agradezco y felicito su lucha y el gran legado de hacer comunidad. Creo que ello aún no está fortalecido en Cacahuatepec ni en otras ciudades. Son ejemplo de resistencia y un afán de caminar y contruir redes de colaboración.

  2. Las felicito por esa gran lucha que están haciendo. Tienen mucha razón, vivimos en un país en donde hay leyes, pero no se aplican, y si así es, no es por igual. Desgraciadamente Mexico es un país en donde aún hay mucho machismo, discriminación y poca empata hacia los más necesitados.

    Saludos afectuosos desde Guanajuato!

  3. PARA: Heide Martínez Fidel, Elvia Praxedes Elpidio y Rudiceli Valtierra Gil.
    Reciban un cordial y atento saludó, muchas bendiciones para las tres profesionales, hoy en dia los gobiernos de turno no tienen estrategias para combatir la violencia contra las mujeres, esto se vive en todas partes del mundo, en mi natal tierra Livingston Izabal, se vive algo similar a lo que en sus comunidades se vive, y cada vez son pocos y pocas las personas que deseamos hacer algo por nuestra gente, por nuestros paisanos y paisanas principalmente. Me uno a la lucha de ustedes; estoy 100% disponible para brindarles ese apoyo. Ánimo, es muy sabio y muy amable lo que ustdes hacen. HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!¡! Edwin Herrera.

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Heide Martínez Fidel, Elvia Praxedes Elpidio y Rudiceli Valtierra Gil
Pueblo amuzgo / ñomndaa

Heide Martínez Fidel, Elvia Praxedes Elpidio y Rudiceli Valtierra Gil

Las tres son mujeres amuzgas (yuscu ñomndaa) de la comunidad de Suljaa' (Xochistlahuaca), en la Costa Chica de Guerrero. Heidi es defensora del territorio y estudió la licenciatura en Gobierno de Municipios y Territorio. Actualmente es integrante del comité ejidal del agua. A Elvia le gusta que la llamen Praxedes, se reconoce como mujer ñomndaa, como hija, hermana, compañera y amiga. Es bióloga y se considera feminista. Rudiceli es una mujer ñomndaa que acompaña un proceso organizativo con las mujeres tejedoras de su comunidad y también colabora en la Radio Ñomndaa.