Imagen: Preparando materiales en zapoteco para las infancias (Ángel Bautista | Colectivo Dill Yel Nbán)

Por Ana Alonso Ortiz

Hacia el final de la década de los 90, un maestro yalalteco regresó al pueblo para enseñarnos a leer y escribir en zapoteco, nos brindó la oportunidad de desarrollar la lecto-escritura en nuestra lengua a la par del español. Las generaciones que nos vimos beneficiadas de la bi-alfabetización nos acercamos a la escritura primero por el zapoteco y después por el español, así a temprana edad publicamos nuestra primera antología de cuentos escritos en zapoteco y español titulado Yi Kub ‘fuego nuevo’.

            La propuesta de trabajo de este maestro se enmarca dentro de la resolución a la política nacional de castellanización que había prohibido a nuestros padres el uso de la lengua indígena en el ámbito escolar, también como respuesta a las demandas del movimiento del EZLN. La educación indígena como parte de las transformaciones sociales y políticas de aquel tiempo tuvo como consigna el desarrollo equilibrado de las dos lenguas, la indígena y el español, sin embargo, ni todas las escuelas ni todos los profesores adoptaron esta propuesta. En Yalalag, mi generación fue la única que tuvo un profesor que incentivó el desarrollo equitativo de ambas lenguas.

            El maestro del que hablo en esta anécdota se llamó Mario Molina Cruz. Nos dejó plasmado en sus notas que la educación bilingüe era necesaria y posible para los niños de las comunidades indígenas; que alfabetizarnos en la lengua materna tenía ventajas cognitivas y escolares que contradecían a las ideas sobre el aprendizaje de lenguas indígenas, como aquella que hablar o aprender una lengua indígena traía consigo atraso educativo. Ahora, sabemos que la enseñanza en lengua indígena a niños que la tienen como primera lengua provee mejores resultados en la asimilación de contenidos, la escritura y la lectura. Si el niño tiene más dominio en su lengua indígena no tiene sentido alfabetizar a éste en una lengua que no ha escuchado ni hablado.

            Desde el 2001, la agenda educativa del país declara que la educación debe ser Intercultural Bilingüe bajo el mando de la Coordinación General de Educación Intercultural Bilingüe (CGEIB), pero esto solo ha quedado en la declaración. En el presente, la implementación continúa siendo una quimera, los maestros aun cuando están preparados para administrar el contenido educativo en ambas lenguas terminan dirigiendo sus clases hacia una, casi siempre coincide con el español. Se ha documentado que esto sucede por varias razones, si bien la traducción de los contenidos educativos les toma más tiempo de lo que su salario puede cubrir, también está la falta de materiales en lengua indígena que debería ser proporcionada por las instituciones pertinentes. Sin embargo, uno de los mayores inconvenientes es que su centro de trabajo los sitúa en lugares donde no se habla su variante.

            Mientras el sistema educativo actual o monstruo de mil cabezas continúa su curso, las lenguas indígenas siguen perdiendo hablantes. En los últimos cuatro años, la disminución alarmante de jóvenes hablantes de zapoteco en mi comunidad, llamó ampliamente mi atención. Mi formación me permitió documentar qué está sucediendo con la adquisición de la lengua. En primer lugar, el espacio que propicia el inicio de la pérdida del zapoteco es la educación preescolar. El preescolar pertenece al plan piloto de la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (CMPIO) cuyo proyecto consiste en fortalecer la cultura, lengua e identidad de la comunidad, pero las pocas horas que los niños pasan ahí se enfocan principalmente en el español.  Padres y madres de familia narran que sus hijos crecen en un ambiente lingüístico zapoteco, sus primeras palabras las emiten en esta lengua pero al alcanzar los tres años cuando los niños yalaltecos comienzan su educación preescolar, dejan su lengua materna y comienzan a hablar español.

            Dado ese fenómeno a tan temprana edad, he podido ubicar cuándo es que inicia la pérdida de hablantes jóvenes en mi pueblo. Por si fuera poco, los centros educativos con los que contamos apoyan la adquisición y el desarrollo cognitivo en una sola lengua, porque todas son escuelas formales y ninguna es escuela bilingüe, con la supuesta excepción del “proyecto intercultural” del preescolar. Además, la comunidad tampoco sabe que puede exigir una escuela bilingüe.

En segundo lugar, después de la “escuela” como primer espacio que contribuye a la pérdida de la lengua, también he documentado que existen familias que claramente prefieren el español, convencidos por la discriminación, su historia de vida personal o familiar y esta idea: kelhe len gunembe llin kat chajbe xkuelh, que se repite en algunas familias yalaltecas y que se traduce como “no será la lengua que el niño necesite en la universidad”. Tristemente, los resultados de la castellanización siguen vigentes en mi pueblo. En lugar de celar y abrazar nuestra lengua, como lo hacemos con las danzas, la música y nuestro traje, estamos contribuyendo con su desplazamiento.

El modelo educativo actual no se compromete con las necesidades y particularidades de cada pueblo indígena, por ello, no es de extrañarse que existan comunidades que gestionan ante la Secretaría de Educación Pública maestros que puedan atender a su comunidad estudiantil, o que reclaman que la lengua sea parte de la escuela. Hoy en Yalálag, la disminución de hablantes jóvenes de lengua zapoteca nos plantea la necesidad de introducirla como segunda lengua como si los cursos de lengua resolvieran su continuidad, pero es lo que los padres de familia esperan que ocurra, probablemente, porque nadie nos ha dicho que el mejor lugar para aprender la lengua es la casa, la exposición e inmersión que brinda la práctica cotidiana de la lengua en casa no se equipara a la de ningún curso de lengua.

            No todo está perdido aún, pero el tiempo es crucial, actualmente, se pueden contabilizar poco menos de 40 niños y niñas entre las edades de 5 a 10 años que aún hablan el zapoteco. Casi el mismo número de niños asegura entender la lengua zapoteca, pero este fenómeno nos lleva a cuestionarnos ¿Qué significa “entender” la lengua? ¿Qué les impide desarrollar el habla del zapoteco? ¿Qué debemos hacer para evitar que nuestras lenguas lentamente sigan su curso hacia la extinción?

Retrato de la autora: Archivo personal

3 comentarios

  1. Etdardo Benitez Sánchez

    Si se ha resistido más de 500 años y en vez de ir avanzando estamos en la misma sintonía de recuperación de nuestra lengua materna que nos da identidad a la etnia al que pertenecemos como pueblos originarios. Es por eso que como maestro bilingües debemos primero decolonizarnos de esa carga que todavía no nos lo hemos quitado de encima por el pensamiento eurocentrico esclavisador. Empezar con uno mismo hablar, platicar con los mas cercano que está a tu alrededor con la lengua indigena al que perteneces.

    1. El Cronista Anónimo de Yatzachi.

      Recibe un saludo cordial y la felicito por todo su trayectoria intelectual en el ámbito educativo, social y liguistico.
      En cuanto a los cuestionamientos que se plantea, le comparto mis reflexiones al respecto:
      I.- ¿ Qué significa “entender” la lengua?. Pensando ke se refiere a la lengua zapoteca, y a los otros 40 niños, significa ke entienden la lengua zapoteca ke se habla en Yalalag, pero, ellos no la hablan. Y si se refieres ke signifika “entender” la lengua zapoteca en lo cultural, económica, social y política en el devenir histórico de la nacionalidad zapoteca o zaaes; “entenderla” significa comprender que gracias a la lengua zapoteca se ha sobrevivido a más de 500 años de dominio cultural por medio de la castellanizacion en sus diferentes modalidades o paradigmas, de explotación económica, de discriminación racial y social, de manipulación e invisibiliad política, elementos que impiden el desarrollo de la cultura zapoteca o zaaes propia, en particular la lengua zapoteca o zaaes y ke hace ser indígenas al hombre zapoteco o zaaes.
      II.- ¿Qué se debe hacer para evitar (…) la extinción de la lengua zapoteca o zaees?. Se debe instrumentar una educación zapoteca o zaees propia que luche contra la dominación cultural, que luche contra la explotacion económica, que luche contra la discriminación racial y social, que luche contra la manipulación política, y que luche contra la invisibilidad política, una educacion zapoteca o Zaaes de liberación que haga florecer la lengua zapoteca o zaaes.
      III.- ¿De dónde sacar esta educacion?, de la Educación Tradicional Zapoteca o Zaaes que se da en la familia y la comunidad.
      Respecto a esa educación tradicional, dice que la lengua zapoteca que se habla en Yalalag, sólo se aprende en la casa y no en cursos o escuelas?, entonces hay que sistematizar esa forma de enseñar y aprender la lengua zapoteca en la casa, lo cual es responsabilidad de los profesionistas en lingüística y la docencia.
      Por último, le sugiero que elimine las grafias: w en “walliallo”, y escriba gualliallo; la h en “xahne” y escriba xane, así su escritura será mas facil, eficaz, estético de leer, escribir y mirar, con lo que evitará castigos a los aprendices y a los enseñantes, porke la /w/ no convina con las 5 vocales, así como la letra /c/ que representa sin la /h/ el sonido /ch/, etc.
      Si tiene dudas le agradecere me los haga saber.

  2. Gracias por estas reflexiones en torno a un tema tan necesario. Si no los hay, habrá que hacer los materiales pertinentes.

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Ana Alonso Ortiz
Pueblo zapoteco

Ana Alonso Ortiz

Antropóloga, lingüista e investigadora zapoteca de Yalálag, en la Sierra Norte de Oaxaca. Forma parte del colectivo Dill Yel Nbán (palabra de vida) que fomenta la cultura y la lengua zapoteca. Es doctora y maestra en Lingüística Hispánica por la Universidad de Massachusetts, Amherst y licenciada en Antropología por la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca. Actualmente, es profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Querétaro y Coordinadora del programa de maestría en Estudios Amerindios y Educación Bilingüe en la misma institución.