La democracia, se nos ha repetido a lo largo de nuestra formación escolar, es un sistema de gobierno en el que el poder reside en el pueblo y en el que es el pueblo quien elige a sus gobernantes. La democracia y los estados-nación modernos se han convertido en términos casi intercambiables pues el primero es el sustento ideológico de los segundos. Sin embargo, detrás del anhelo, más que realidad, en lo que la democracia se ha convertido, laten muchos problemas y distintas contradicciones. Las democracias del mundo parecen haber sido bastante funcionales a los sistemas de opresión que han despojado de vida digna a muchas colectividades.
El poder que reside en el pueblo parece no ser sensible al hecho de que ese pueblo no es una colectividad homogénea, que se trata más bien de muchos pueblos y naciones que se han organizado históricamente conforme a sistemas sociopolíticos distintos de la tradición democrática occidental, sobre todo de la democracia liberal de los estados modernos. Durante mucho tiempo, los países del mundo ha utilizado la igualdad democrática como instrumento para combatir otras posibilidades de organizar la vida en común. Estas otras posibilidades viven sobre todo dentro de muchas de las organizaciones sociopolíticas de los pueblos indígenas que despectivamente, en muchas ocasiones, han recibido el nombre de “usos y costumbres”. El reconocimiento a estos otros sistemas políticos, como la comunalidad por ejemplo, han recibido abierto desprecio o bien un intento de reconocimiento llamándolas “democracias verdaderas”. Sin embargo, abrevan de otras prácticas, de otros principios y de otras tradiciones.
Históricamente los sistemas políticos de los pueblos indígenas se han visto como una amenaza al sistema democrático mexicano; sin embargo, poco a poco, el marco jurídico ha ido reconociendo el derecho de los pueblos indígenas a sus propias formas de gobierno. Este reconocimiento, sin embargo, evidencia varios peligros que incluyen el mayor control de la democracia estatal sobre los sistemas sociopolíticos de muchos pueblos indígenas. Estas tensiones son objeto de reflexión de este número del proyecto “Tzam. Trece semillas” en donde mujeres de diferentes pueblos indígenas exploran estos encuentros y desencuentros entre la democracia estatal y los sistemas de gobierno de sus pueblos y comunidades; nos muestran así otros horizontes posibles de organización de la tan necesaria vida en común.
Pueblo nahua
Tosenyot, así le decían nuestros ancestros. Significa nuestra unidad esencial. Nuestro vínculo inquebrantable como pueblo maseual.
Pueblo mè’phàà
La democracia tiene una definición normativa, es grave error cambiar una prescripción por una verificación, más que poder del pueblo, es la organización del pueblo mediante el intercambio de la palabra en una asamblea.
Pueblo ch’ol
Corría el año 2010 en Guadalajara, Jalisco, en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, en la licenciatura en Estudios Políticos y Gobierno de la Universidad de Guadalajara.
Pueblo yokot’an / chontal de Tabasco
Ukënëntan k’in kë tëk’i kubin ni t’an daba ni democraciaba. / Hace mucho tiempo empecé a escuchar la palabra democracia.
Por Frida Hyadi Díaz González
Pueblo hñahñu / otomí
En 2021, el Instituto Nacional Electoral anunciaba que ese año tendríamos en México “las elecciones más grandes de la historia”.
Por Zaira Alhelí Hipólito López
Pueblo zapoteco
Mi nombre es Zaira, pertenezco a una familia xidza, cuyo apodo ancestral es Gixi, campesinos dedicados a la siembra de maíz, frijol y café.
Pueblo ralámuli
La democracia que conocemos se ha vuelto contra nosotros, no nos entiende ni trata de acercarse.
Pueblo nahua
El cielo se iluminó, Nana Lucina derrama sus nahuas sobre el pretil, para cubrirse el pecho, toma con delicadeza sus alas de murciélago, se calza los huaraches calizos, únicos testigos de su andar por el mundo.
Pueblo zapoteco
Hace ya 40 años que migré a Los Ángeles. Cuando llegué ya existían varias generaciones de migrantes y si hoy día existe el espacio denominado Oaxacalifornia es gracias a las comunidades.
Pueblo mixe-zapoteco
Para definir qué es ser indígena, parto del qué es ser mixe o ser zapoteca. En mi caso es haber nacido en una comunidad zapoteca, y por otra parte estar viviendo o ser parte de una comunidad mixe.