Una constante que se halla en la concepción del mundo de muchos de los pueblos originarios de este territorio ha sido la proyección del cuerpo de las personas sobre las edificaciones, las viviendas y los refugios que nos hemos construido: las casas tienen espalda, tienen ojos y tienen bocas cuando son nombradas en muchas de las lenguas indígenas de este país. Es como si el hogar que es nuestro cuerpo se proyectara también en nuestras casas y ellas a su vez son colocadas dentro de un techo universal que es la naturaleza. Las casas, nuestros hogares, nuestras habitaciones y sus características están atravesadas por la cultura. Los materiales, las maneras en las que se construyen, las ideas que les sirven de cimientos a las viviendas que edificamos están totalmente atravesadas por nuestros sistemas culturales. Podríamos hacer libros completos sobre la cultura de los pueblos centrándonos en la relación ritual, simbólica y material que establecen las sociedades con el proceso de construir y habitar una casa, una vivienda o un refugio.
Desde distintos contextos, mujeres indígenas dialogan ahora con esta semilla. Pueden leerse dos extremos que enmarcan estas reflexiones; por un lado, las creadoras reflexionan sobre los rigores de esa particular condición que las ciudades ofrecen en cuanto el derecho a un techo digno: el pago de un alquiler. Por otro, lado se habla sobre el esfuerzo festivo y colectivo que durante mucho tiempo ha entrañado la construcción de una casa en muchas de las comunidades indígenas. Aún recuerdo la compasión con la nuestras abuelas escuchan de alguien que tiene que pagar un alquiler en las ciudades, el espacio propio, nuestra casa, se convierte para las mujeres en un espacio que no solo es un refugio en un sentido físico, es sobre todo un espacio simbólico en el que los hechos fundamentales de la vida adquieren sentido.
En esta semilla, hallamos una serie de reflexiones visuales y verbales sobre ese otro cuerpo, convertido en derecho humano dentro del sistema jurídico occidental, que es una casa, una vivienda, un refugio. Un techo cuerpo, un cuerpo externo que es hogar.
Pueblo zapoteco
Las viviendas antiguas guardan historias, costumbres y recuerdos. De niña viví en casa de los abuelos paternos, que a su vez era tlapalería y bodega. Macario Matus inmortalizó el nombre de La Casa del Pintor en su hermoso relato “Historia de las palomas”. A otras personas les tocó en suerte vivir entre bastidores de hamacas o de huipiles. Algunas más habitaron entre arcilla dispersa por el patio y ollas a medio cocer.
Pueblo ngiba
Mi abuela me cuenta que hace mucho tiempo, en nuestra comunidad las casas se cargaban de un lado para otro. Era común que, de vez en cuando, se escucharan las risas y el jolgorio de los que atravesaban el pueblo llevando los techos de palma o de popote de trigo.
Pueblo maya
Casa. ¿Qué es una casa? ¿Qué significa tener un hogar como migrante? En muchos casos, por la migración, las personas se mudan a un nuevo país y se construyen ahí un nuevo hogar. Sin embargo, éste no es el caso de muchas comunidades indígenas, especialmente la nuestra.
Pueblo otomí
Para mí, tener una casa digna es contar con un privilegio resultado de tantos años de lucha.
Pueblo otomí
Las mujeres de la Comunidad Otomí en lucha por la vivienda digna en la CDMX.
Pueblo mixe
Esto es lo que nuestra madre siempre nos explicaba, nos decía que una casa es lo primordial al llegar a la etapa final del crecimiento, cuando recién empezamos a ganar dinero o cuando nos juntamos con nuestro compañero de vida.
Pueblo tutunakú
Litutunaaku chiki’
Ni chiki’ wampi nitu kgalhiy xapulaklanka xpokgo’,
ni chiki’ wampi nitu kgalhiy xpumalhku nima ankgalhín tsaya tsaya makgskgó,
ni chiki’ wampi nitu xtalitsinat latamaná’ nti namapulaktsitsiwiy.
Tres corazones de una casa
No es casa si no tiene un estómago grande,
si no tiene el lento palpitar del fuego,
si no hay risas cálidas de la gente que la vive.
Pueblo nahua
En la cosmovisión nahua se considera que el único hogar, el gran techo, es la madre tierra y todo lo que la conforma como los ríos, los mares, las lagunas, los cerros, los montes y las montañas.
Pueblo mixe / zapoteco
Eran casi las doce de la media noche del 7 de septiembre de 2017 cuando el estruendo y la sacudida del suelo despertó a todo el pueblo.
Pueblo maya
Despierta el día poco a poco,
mi abuela una y otra vez mueve con la jícara el café hirviendo