Foto: Nizayeejh Chávez

Por Nizayeejh Chávez Chávez

Fue el rol de ser mujer en mi pueblo lo que me llevó a la cocina y, con el tiempo, a la necesidad de tomar la alimentación como el acto comunitario más político y elemental, con el que me he mantenido y he visto mantenerse a mi comunidad. Un ejemplo es nuestro caldo de guajolote, que se prepara durante la fiesta del Dulce Nombre de Jesús, y claro, todo empieza en la cocina. Los chagoles, los que van por la leña, lxs que matan guajolote, lxs ayudantes de cocina, todxs lxs que hacen la fiesta se sostienen en la cocina; quien dirija y mantenga el orden ahí, garantizará el éxito de la fiesta. Toda esta cosmovisión que nos rodea, se concentra en la alimentación.

            Mi abuelo cuenta que, cuando era niño, su mamá le daba un caldito hervido: agua, cebolla, epazote, un poco de chile y sal; le dejaba caer una piedra especial, muy caliente, que le daría después un sabor a pollo o gallina, eso era lo más cercano a la carne que podía probar; en ese tiempo la carne era un lujo. Esto despertó mi curiosidad, así que hace unos años recolecté información sobre algunos guisos con las cocineras más importantes de mi pueblo. Desde el caldo arriero (agua al tiempo, cebolla, chile picado, cilandro y tortillas calientes), hasta el amarillo de panal de avispa de tenate. Tía Elvira, una de las cocineras, me dijo: “También nos tomamos la masa. En tiempo de calor preparábamos horchata de masa, con canela, ralladura de limón, fría y bien rica”. Otra Tía comentó “se necesita conocer de varias hierbas y, con lo que tienes a la mano, puedes preparar la comida al muchito”. Las cocineras han podido preparar tantos guisos, muchísimos de ellos lejos de la agroindustria. Todas mencionaron guisos hechos en su mayoría con lo que se cosechaba en el temporal, incluso si era un ingrediente silvestre. Allá se da bien el maíz, el frijol y el garbanzo. Varias familias se mantenían de lo poco que sembraban. Cuando el río Atoyac bajaba, se podía ir a la plaza en Loohana (Villa de Etla), entonces aprovechaban y se surtían de algunos otros alimentos.

            Ha sido tal vez, como en mi caso, la migración a la ciudad o la influencia de las nuevas comidas rápidas que han llegado a los pueblos etecos, lo que ha afectado la alimentación, además, el campo ya no da tantos alimentos. La contaminación extranjera, a través de la alimentación, se ha infiltrado y aumenta gravemente con el consumo de refrescos y comida procesada. El campo ya es menos trabajado, tampoco hay ganado que contribuya a la tierra y lo peor, hay menos agua. El ojo extractivista del capital nos ha puesto en la mira.

            Dicen los juristas que los alimentos no sólo comprenden lo necesario para nutrir el cuerpo humano, también abarcan una serie de elementos indispensables para el desarrollo sano y armónico en el entorno social y económico al que pertenece cada individux, dicen también que la intención del Estado es considerar el entorno social, costumbres y demás particularidades que representa la familia a la que  se pertenece,: “Que se debe proporcionar una vida decorosa, sin lujos, pero suficiente para desenvolverse en un estatus…” (Tesis de Jurisprudencia de La Primera sala J.44/2001).

            Pero no, la realidad es otra, la gran industria alimentaria nos tiene sometidxs e influidxs hasta la sangre, enferman a nuestra gente con sus comidas chatarras, se llevan el agua para que otrxs tomen, la ensucian, perforan nuestra tierra y ella se enoja, nos deja de dar flores, el maíz se contamina y ya no hay nanacate (hongos de temporal). Es claro que el Estado no garantizará nunca una alimentación digna, no pasará mientras los del capital sigan en la impunidad. Para el sistema, el tema de la alimentación se traduce en inversión, poniendo impuestos disfrazados, abasteciendo a la sociedad de comida procesada para que mantenga el engranaje capitalista sin importar que los alimentos sean tóxicos y mortales. El punto es solo comer y producir.

            Un respiro para todo este dolor es la resistencia, la comunidad incluso fuera del territorio. Un ejemplo de esto es la “Comedora Comunitaria Nkä’äymyujkëmë -Comemos todxs juntxs”. En la Comedora gestionamos un espacio autogestivo, feminista, comunitario y trans incluyente en el centro de la ciudad de Oaxaca, en donde la gentrificación es tal que, poder comer saludablemente y pagar poco, resulta complicado. Ahí, nos hemos organizado zapotecas bicicletas, jotas ayuuk ja’ay y otrxs compañerxs disidentes de otros pueblos y de los barrios de la periferia. Entre todxs nos garantizamos nuestro derecho a la alimentación e incluso el derecho a la vida armoniosa.

            Después de un violento desalojo en noviembre de 2020 de integrantes del Tianguis Autogestivo Feminista y Disidente, por parte de Oswaldo García Jarquín, presidente municipal de Oaxaca de Juárez, empezamos a organizarnos entre nosotrxs para gestionar la comida. Posteriormente, ya compartíamos alimentos con la gente que cada sábado acuerpaba dicho Tianguis y también compartíamos con otrxs vendedores ambulantes, personas en situación de calle y otrxs prietxs que pasaban y querían comer.

            Ahora hemos encontrado un espacio, nos seguimos manteniendo de las pepenas, donaciones, talleres, actividades culturales y alimentos que truequeamos y/o vendemos. El objetivo es que todxs comamos. La comunidad se refleja con la colaboración de cada unx, desde las cocineras hasta las personas que lavan su propio plato y mantienen el espacio limpio para que otrx coma, lxs donadores, lxs que nos donan el pan que no se vende o la señora de la verdulería que nos cambia verduras mallugadas por comida. Y así nos sostenemos, porque el derecho a la alimentación digna va más allá de los derechos civiles, la comida es la forma más hermosa de conectar, construir y sobrevivir en un mundo que nos despoja todos los días de lo nuestro. No es fácil, cansa y luego duele, pero definitivamente es una acción que nos protege del poder capitalista y patriarcal, que nos hace resistir, que nos alimenta y lleva el mensaje de que una soberanía alimentaria digna y gestionada entre todxs es mejor. Dijera la Sara Hebe: “siempre a la sombra del barrio”.

Retrato de la autora: Archivo personal

Ilustración: Antún Kojtom (maya tseltal)

Por Susi Bentzulul

Ik’al chamel

Cham li sat vo’e, la smilik

xchi’uk tey laj batel li kuxlejale.

Pasbil xa ta ik’al chamel

chipajes sbe ch’ich’eltak

tsjomanan batel bakiletik

k’unk’un tslajes batel sekubetik.

.

Ipajem li ololetike

Bakik xa yayatak xchi’uk muk’totak

Situbem sbek’tal antsetik

Yayijem sbek’talik.

.

¿K’usi xu’ jpas k’alal li askal chanav ta ch’ich’el

xchi’uk ch-epaj li chamele?

yu’un ja’ yich’ uch’el ik’al chamel ma’uk xa li mats’e.

.

Mu k’usi sbalin yu’un chtal li lajele;

mu sbalin ak’el nichim, mu’yuk xa xojobal li kantilaetike.

.

¿Albun k’uyelan ta jchopol k’opta li muk’tilik

snail chon ik’al chamel? ¿k’uyelan ta jmal batel schamelal?

Yu’un li chamele tik’il xa ta jbakiltak

manchuk ta jk’opon li ch’ul ojovetik

yu’un ta jlok’es ka’i li chamele,

stekel chamel chmal ta jbek’tal.

.

Chnopaj talel li vokolile jech k’ucha’al

xtik’bik xchamel li yibel banamile,

ta x-epaj ta yut chobtik xchi’uk ta ixim,

ja’ jun chamel tsmilvan.

.

Ch’aybil ta o’ontonal li ch’ul ixime,

ch’ayem xa li sk’oponel ch’ul ojovetik,

pajesbil xchi’uk

ts’ijesbil stekel k’usi oy chamem xa skotol.

Veneno negro

Un manantial ha muerto, lo han asesinado

y con ello una historia se desvanece.

Es ahora un veneno negro

que infecta venas

carcome huesos

deshace riñones.

.

Niños diabéticos

Ancianos esqueléticos

Mujeres hinchadas

Cuerpos gangrenados.

.

¿Pero qué hago cuando el azúcar recorre la sangre y

la enfermedad se extiende en el cuerpo?

Y es más fácil beber veneno negro que pozol.

.

No existe remedio ni plegaria contra la muerte;

los rezos se quiebran, las velas ya no alumbran.

.

¿Dime cómo maldigo a las empresas?

¿cómo arrojo su veneno?

Si su veneno está impregnado en mis huesos

y por más que invoco a los dioses

para arrancar esta enfermedad,

todo mal se desborda en mí.

.

La desgracia acecha como el químico que se riega

y se expande entre las raíces de la tierra

entre la milpa y las mazorcas, 

es una plaga que nos infecta como la cólera.

.

El sagrado maíz se ha olvidado,

se ha perdido la conexión espiritual,

todo se ha quedado suspendido,

todo habita en el silencio,

todo ha muerto.

Retrato de la autora: Autorretrato

Por Stephanie Chirinos

La alimentación está directamente ligada a las costumbres y cultura de un pueblo. A través de los procesos, las formas en las que se consumen los alimentos y sobre todo cómo se producen podemos darnos cuenta de la importancia que la alimentación tiene para la economía e historia de un pueblo.

Retrato de la ilustradora: Archivo personal

Foto: Heriberto Paredes

Por Rubí Celia Huerta Norberto

Tsïntani

Exéska andájpenuni ka uarhíni uanikua jurhíatechani

uarhínapani  jurhájkuni  eska máteruecha janopirinka

anhánhatakuecha ambejkamandipani t’upuriksï úkuarhintani.

.

Ísi úkuarhsïndi…

.

Miántskuecharhu pakárasti uandákuecha enka jindekaksï 

eska turhíri étskurikata

enka uéchajka penchúmikuarhu imeecha enkaksï utasï arhínhatarhajka.

.

Mandani kúskakua enkaksï uandákuecharhu jaka irekani ka enkaksï pakárhaka iónisï ia,

ánimecha ka jánhaskakua ambe, k’uínchekua uandákueri ka jántskua ambe.

.

Xanháruecha enkakï jakánkurhika, iorhékuecha enkaksï k’arini jaka

juatecha enkaksï kurhúndijka, tiósïoecha enkaksï k’amandika.

.

Uarhíti jindesti enka junkuajka uarhíkuarhu uératini uanikua xanharhu,

tsïntasïndi eska jurhíata mandani pauani, t’intskasïndi, jorheperhantasïndi ka tsípekua íntspeni.

.

Uárhi enkaksï no jakánkurhitanaantjka uekatsemakua iretecheri,

enkaksï nitamakuarhu no xarájkamapaka uarhíkueri k’arhimakua jimbo.

.

Enkaksï uaxáparhakutini parhánguarhu, eranchka miiuncheni jóskuechani imeeri uarhíricheri,

enkaksï tsípekua íntspeni jarhajka ka tsípekuenksï.

.

Ambamantasïndiksï iorhékuechani enkakï ts’imá jikuaka, sïríkuasïndiksï imeri tánhekuechani, sïraatsïndiksï jima táecharhu, ka sutúpuechanksï késkuani tsíri uarhítiti jingoni

jájkicha enkaksï sesi jájkupajka tsúntsuechani ka enka iamu ambe isi nitamajka

sïríkupasïndiksï uekatsemakuani, úkuarhintasïndiksï takúsï ka kuíparhasïndiksï k’uaníndikua jimbo tsánharikuani

imeecha, enkaksï ambákiti echeriri úkateka,

no k’uiripiteri enka echerirhu kunkuarintaka.

.

Menku ísïksï ixú jarhasti, mítistiksï sesi ixuesï,

nájkiru uáni xanhariksï jatsïnhantaka ióntki túskupanksï ióntki anapu ambe jingóni

eratakataksï jarháspti ixú pakarani, meni úntani iretani, tsïntani.

.

Eska jurhíata enka kuatarhka t’íntskani, ka uénani 

iurhíri aparhini, jimajkani,

kurhákuarhsïndi eska kúskakua ambe uandákuecha, enka echerirhu uératini jurhájka.

.

Ka uénasïndiksï étskurhintani eska turhíri parhanguarhu ka erajkutasïndijtsïni,

ka menderujtsïni tsípekua íntskuntani.

.

Ísï nitamasïndi, t’upúri enka ójchakurhajka tsípiti ka uarhírichani

charhárakua enka jákundijka, aparhikua, iurhíri ka no jánhaskuarhikua enka uétarhinchka katsïkuni imani ambe enkakï xani ióni antsïkupuka echerio isi, ma iriepita ka t’amu ekuatsï tembini ka sánderu.

.

Uinháchakua “echeri ka sesi irekua” p’amesïndi iásï jamberi,

iretecha enka kénditanaka, sïpákuanksï, uándikuanani, no xarátanhantani

jimájkani jamberi kurhájkuarhinaxati ka uinhámarhini.

.

¿Nena kurhánkuni uandániata no jánhaskakua imeecheri enkaksï ánchikuarijka ka uarhípani jima enka noterhu imeecherika echeri enkaksï iúsïnharhintajka aparhita kuakantskapani?

.

Tarhíata enka p’uniatapka juatecharhu, ambe enka jirhéjtanajka iurhìri úkuarhitapasïndi,

jimbosï enka nema uarhíjka, arhísïndiksï eska nika ia imeri jirhéjtakua

ka iurhíri imeri noteru xanhárasïndi.

.

Jimájkani, ánimecha enkaksï ánimaterkuka, nóteru anhánatakua eska tarhíata enka p’uníntskajka, ka enka uandákua no kurhánkukuarhka janirhsïndi

kuakarhani echerini ka úni eska tsïuataka ambe, tsïntasïndi menderu.

.

¡uárhi ch’piri! 

¡uárhi janikua!

¡uárhi uandákua!

¡uárhi tsípekua! 

.

¡uárhi uarhíkua!

.

¿Uarhíkua?

.

¿Jauá ma jurhíatikua enka niaraka jima enka mintsíkuarhintaka pínhaskakuarhu?

.

¿Exeakasï iretani ma enka sesi irentskua jauaka, enka tatá jurhíata jikuarhantaka sesikua íntsantani?

.

Enka niaraka ima jurhíatikua, jimájkani ima jurhíatikua uarhíatiksï…

.

pínhandintati.

Resurgir

He visto nacer y morir más de quinientos soles, 

generaciones que van muriendo, dejando el campo libre a los que vienen después   

cuerpos que se descomponen y se vuelven polvo.

.

Así ha pasado… 

.

Ha quedado la memoria en palabras que son carbones encendidos,

que salen de la boca de quienes aún la nombran.

.

Cada sonido en las lenguas que habitan y que han resistido,

fantasmas y misterios, una gramática de fiestas y entierros.  

.

Calles que se nombran, ríos que se secan, 

bosques que se incendian, templos en ruinas.

.

Mujer es la mujer que regresa de la muerte una y otra vez, 

como el sol resurge cada día, ilumina, da calor y vida.

.

Mujeres que no son nombradas en la historia de sus pueblos,

las que con el tiempo han ido desapareciendo por el hambre implacable de la muerte,

las que, entre el fogón, voltean al cielo para contar las estrellas de sus muertos  

las que no han dejado de dar vida y ser vida.

.

Limpian los ríos donde han de bañarse, bordan sus huanengos 

hacen humear la chimenea de sus trojes, talegos de maíz azul que bajan de sus tapancos

manos que moldean las ollas y mientras todo eso pasa 

van bordado la historia, hacen sus telares y cargan en sus rebozos la esperanza

ellas, hechas de barro fino que resisten en el polvo, 

no en la carne que torna a la tierra.

.

Siempre han estado aquí, conocen de estos lugares, 

aunque han sido sepultadas entre los escombros el pasado,

su destino ha sido permanecer, reconstruir su pueblo y resurgir.

.

Como el sol cuando se cansa de alumbrar, comienza a sudar

sangre, y en ese momento, 

se escuchan voces armoniosas impregnadas de tierra melancólica.

.

Y vuelven a encenderse como brazas en el fogón y nos alumbran,

nos vuelven a dar vida.

.

Así ha pasado, nubes de polvo cubren a vivos y muertos

el olor a pólvora, el sudor, la sangre y el afán desesperado

de romper las cadenas por más de 500 años en sus territorios.

.

El grito “tierra y libertad” sigue doliendo hoy en día, 

sus pueblos despojados, robados, matados, desaparecidos

desde entonces no se ha dejado de reclamar y exigir.

.

¿Cómo comprender la angustia y desesperación de los que viven adheridos a la tierra, trabajando, muriendo en ella sin ser dueños de los surcos que van regando con su sudor? 

.

Los vientos que soplan a los bosques, lo que se respira 

se va convirtiendo en sangre, 

por eso cuando alguien muere dicen que se le fue el aliento

y su sangre deja de correr.

.

Entonces las almas que son pura alma, sin cuerpo como los vientos que soplan, 

cuyas voces misteriosas no podemos comprender hacen llover

humedecen la tierra hasta que se hace fértil y nuevamente vuelven a resurgir.

.

¡mujer fuego!

¡mujer lluvia!

¡mujer palabra!

¡mujer vida!

.

¡mujer muerte!

.

¿Muerte?

.

¿Algún día llegara al lugar de reposo eterno de la quietud?

.

¿Veremos un pueblo apacible bañado de generosidad por el sol?

.

Si llega ese día, solo ese día habrán muerto…

.

habrá llegado el silencio.

Retrato de la autora: Juan Zacarías Gómez

.

Imagen: 1nDep3ndeNciA. (Frida Cruz)

Por Frida Cruz

Este manifiesto es para todas aquellas que desean un mundo sin cadenas:

independencia física

La independencia se visibiliza en el momento de tomar una decisión, y empieza desde el nivel corporal. Todas las decisiones sobre nuestros cuerpos son nuestras: cómo nos nutrimos, cómo nos movemos, cómo nos decoramos, cómo nos formamos. Saber el funcionamiento del cuerpo, cómo escucharlo y cómo cuidarlo, es esencial. 

independencia social

Todo tipo de interacción social viene desde el amor y sin amenaza de ningún tipo. La culpa no se tolera porque la culpa sólo sirve para controlar. Nos escuchamos a nosotras mismas. 

independencia económica

Nos dedicamos a lo que nos gusta y es suficiente para depender de nosotras. 

independencia espiritual

Cada día rompemos con las cadenas del colonialismo puestas en nuestras cinturas. Contactamos nuestra espiritualidad sin la intervención de ningún tercer poder. Aceptamos nuestros errores y se nos recibe con diálogo abierto y amoroso. Perdonamos, soltamos, y sanamos.

Retrato de la autora: Jazmín García

Por Vics Laga

Descripción de la obra “Laga”:

L A G A, palabra en zapoteco que quiere decir “hoja”. Laga es el apellido zapoteco de mis abuelas, de mi mamá y ahora mío. Así nos dicen en Betaza porque mi bisabuela llegó de allá, de Solaga.  Florezco de su vientre, renazco de las HOJAS.

Retrato de la ilustradora: Archivo personal